Desde los días de gloria del imperio angkoriano, el pueblo camboyano lleva librando muchas batallas en el bando perdedor y esta historia ha determinado las actitudes de la población. A primera vista, Camboya parece un país de gente feliz, pero si se profundiza un poco se descubren sus contradicciones. Luces y sombras, ricos y pobres, amor y odio, vida y muerte: todo ello es visible en un viaje por el país. Y es que el abismo en el que cayó el país durante los últimos años de dominio de los Jemeres Rojos sigue muy presente en las familias camboyanas. Sin embargo, los camboyanos han demostrado muchas veces ser unos supervivientes, y es que la evolución del país de año en año es admirable.
Paisajes impresionantes, gente adorable y familiar siempre dispuesta a ayudar, monumentos, museos, historia … Camboya es un país que merece mucho la pena visitar y conocer.